domingo, 12 de febrero de 2017

LA BATALLA CONTRA LAS COCHINILLAS ALGODONOSAS

(24/04/16)

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Esta es la larga historia de una de mis plantas, de mucho quebraderos de cabeza que tantos días me dejaba sin sueño, que me traían loco... he aquí dónde y cómo empezó todo...


Al principio creí que se trataba de un problema de adaptación a su nueva ubicación en la casa. Decidí por ello asegurar horas de luz en abundancia, riego constante y sin exceso, y la planta parecía mejorar, pero entonces empecé a apreciar que sus peciolo morían con muchísima facilidad y a una velocidad asombrosa... preocupante cuando lo hacía aún cuando era joven...


En cierto momento, la planta echó dos tallos florales, y asocié el gasto energético de esos tallos florales al hecho de que la planta moría rápidamente... pero sus flores se abrieron, se marchitaron y el tallo dejó de existir mientras que la planta seguía muriendo... entonces pensé en un trasplante, por si la tierra no estaba oxigenada, por si sus raíces estaban tocando fondo... y entonces su aspecto volvió a mejorar, aunque no sé si era por sugestión o realidad.


Y entonces se delataron, unos cuantos de ellos, los "exploradores" que metieron la pata mientras iban de un peciolo a otro... esas manchitas blancas que se aprecian sobre la planta... esas mismas se movían... y entonces empecé a pensar que se trataba de eso... miraba constantemente la planta para asegurarme de que no hubiese ninguna. No las veía, y toda aquella que se apreciase la quitaba de en medio, aun así la planta seguía marchitándose... y entonces di con su "guarida".


Justo en el tallo, pegado ya al nacimiento del peciolo, ahí estaban... unidades, decenas y decenas de ellas... entonces procedí a quitarlas de manera manual, sabiendo que existía la posibilidad de sumergirla en agua y ahogarlas, pero descartaba la técnica cuando veía que por más que quitase muchas cochinillas, a los pocos días volvían a aparecer en la misma zona... entonces pensé "¿y si se usa la técnica de ahogarlas pero con un chorro de agua directo a la "guarida"?


¡Y vaya si funcionó!, chorros directos hacia aquellas zonas donde se veían cochinillas, centrándome en los puntos de inicio de los peciolos...




Es de esta forma como puse fin a esta intensa lucha contra la cochinilla algodonosa, dicha técnica la empleo hoy día no sólo para mi Drosera, tan apetitosa en el caso, sino también para cualquier evidencia de este bichito en cualquiera de mis ejemplares... ¡y por ahora funciona!

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