martes, 31 de enero de 2017

AMPLIANDO HORIZONTES

(27/01/17)

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Tras un tiempo viendo la evolución de mis dionaeas, a sabiendas de que se encuentran hibernando, una hibernación tardía a mi parecer, decidí a aventurarme a un trasplante en todas ellas ante apreciaciones y consejos aportados por otros compañeros de afición.



El estado de mis plantas era un poco preocupante, sí, tiene un buen color, y no crecen por hibernación, pero lo que realmente parecía preocuparme era la posibilidad de rizoma escondido tras una apreciación personal.


Y el caso es que yo lo estaba viendo venir, las veía algo enterradas, pero sus bocas crecían hasta ahora grandes y sanas, e incluso con un color rojizo antes de abrirse. El caso es que me aventuré a hacer mi pequeño campo de dionaeas, y durante el proceso me encontré con varias "sopresas" que podía llegar a intuir.




El sustrato que usé para ello fue una bolsa de turba rubia y perlita. Traté de mantener la tierra húmeda durante la mezcla de ambos componentes, sin llegar a "embarrar". Tocó el turno de sacar de sus respectivas macetas a cada una de las pequeñas... y conforme iba empujando hacia arriba haciendo palanca con un pequeño palo metálico, iba viendo cómo la planta tardaba en salir (estaba completamente hundida), y no sólo eso, sino que además se escuchaban pequeños "chasquidos"...


¿Qué era ese "chasquido"? Cada una de las dionaeas se empezó a "desgajar" en dionaeas hijas (esquejes)...


Y así las fui plantando, una por una y sin desperdiciar ninguna de ellas... y el caso es que, si esta primavera y el trasplante acompañan, se va a poner plagado de dionaeas. Como veis, he decidido dejar buena parte del rizoma fuera de la tierra... eso sí, la tierra no la he "prensado" mucho.


Ahora toca esperar... no es la primera vez que las trasplanto, llevo con ellas tres años, pero no en este número de muestras... esperemos que todo vaya bien. Os mantendré informados.

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